Conozca a Jim Abraham, representante de Heart Valve Ambassador de la AHA

Jim comparte su historia

La segunda cirugía valvular fue una ‘llamada de atención’ para que el hombre se comprometiera con su salud

Cuando en un examen de aptitud física de rutina a Jim Abraham se le detectó un soplo cardíaco mientras estaba en séptimo grado, el médico le dijo que no se preocupara.

Así que no lo hizo.

Durante las siguientes cuatro décadas, el residente de Mineápolis, Minnesota, se mantuvo activo y se aventuró en la naturaleza canadiense.

Pero cuando tuvo un latido cardíaco irregular después de la cirugía renal en 2016, el médico de Abraham le sugirió que vigilara muy de cerca su corazón. Un ecocardiograma en el Minneapolis Heart Institute reveló que necesitaba reparar su válvula mitral. La segunda opinión que obtuvo en la Mayo Clinic de Rochester, Minnesota, fue la misma.

Los médicos dijeron que la válvula mitral de Abraham tenía una insuficiencia de moderada a grave. En lugar de cerrarse por completo, la válvula permitía que la sangre vuelva a entrar en la cámara, lo que dejaba menos sangre para que el corazón bombeara.  

Abraham, que entonces tenía 57 años, ni siquiera había notado ningún síntoma, y no es el único. 

Las valvulopatías son relativamente comunes y afectan a alrededor de 5 millones de adultos estadounidenses, pero a menudo no se diagnostican porque muchas personas no tienen síntomas.

Jim Abraham con su familia en pijamas navideños
Los síntomas más comunes incluyen dificultad para respirar o sentirse fatigado con facilidad, lo que puede confundirse con otras afecciones, el envejecimiento o el estado físico. Algunas personas no buscan tratamiento hasta que la afección se haya vuelto grave.

Abraham se sometió a una cirugía a corazón abierto en marzo del 2017 y se le reemplazó la válvula. 

“Entré y salí del hospital en cinco días”, dijo. 

Abraham tuvo una recuperación sin problemas y se sometió a una rehabilitación cardíaca, contento de evitar complicaciones importantes. Se sintió bien durante los siguientes dos años. Pero comenzó a bajar el ritmo otra vez y se preocupó de que pudiera ser su corazón. 

Durante las conversaciones intensas que mantenía en su exigente trabajo, dijo que, a veces, “empezaba a sentir un ligero dolor en el brazo izquierdo. Luego, cuando me relajaba, el dolor desaparecía”.
 
Jim Abraham con su esposaLa actividad física también se volvió más difícil. 

“Llegó un momento en el que tenía problemas graves, incluso para subir dos tramos de escalera”, mencionó Abraham. 

En febrero del 2020, las pruebas revelaron que la válvula mitral de Abraham había vuelto a tener fugas; esta vez con mayor gravedad, lo que provocó que su corazón tuviera que esforzarse. Necesitaba una segunda cirugía a corazón abierto, pero se retrasó varios meses debido a las restricciones en las cirugías no urgentes, ya que los hospitales estaban luchando contra el COVID-19.

El segundo diagnóstico tomó por sorpresa a Abraham. 

“Pensé que iba a tener una sola operación y listo”, afirmó. “La segunda cirugía realmente fue una llamada de atención”.

Mientras esperaba, Abraham adoptó una actitud más seria respecto de su salud. Reajustó su dieta, y perdió 25 libras (11 kg) en los siguientes seis meses. 

Volvió a aprender todo lo que pudo sobre la enfermedad de la válvula cardíaca y se comunicó con otros pacientes a través de la Red de apoyo de la American Heart Association

“Si bien cada persona y cada situación son únicas, las coincidencias son significativas e importantes, y realmente ayudan”, dijo Abraham. “Uno se entera de que no es la única persona a la que esta situación la tomó por sorpresa”. 

Cuando se sometió a una cirugía, conocer más acerca de su afección y tener fe en su equipo médico lo ayudó a calmar sus temores. También tenía el apoyo sólido de su familia y sus amigos. 

Incluso durante los años en que se sintió bien, Abraham había disminuido la actividad física. En lugar de caminar por todo el campo de golf, usaba un carrito para ir hasta la mitad del campo o incluso para recorrerlo en su totalidad. 

“Sucedió extremadamente lento”, afirmó. “Es casi imperceptible de una semana a otra, incluso de un mes a otro. Sentí que era mi culpa por no realizar los ejercicios aeróbicos que debía hacer”.

En retrospectiva, Abraham dijo que no prestaba suficiente atención a su salud.

“Es fácil poner excusas y simplemente decir que uno está cansado, pero en verdad uno necesita notar cambios en el cuerpo; antes de que sea demasiado tarde”, dijo.