Mujer real del 2023: Dina Pinelli

La siguiente es la historia de Dina y no es una recomendación ni un diagnóstico. Las historias se editaron para resumirlas.

Dina Pinelli heredó el amor por la enseñanza de sus padres. Su madre era asistente de enseñanza de educación especial. Su padre era dueño de una academia de belleza y enseñaba a la gente a cortar el cabello. Ella es maestra de cuarto grado.

La neoyorquina de Long Island heredó algo más: el colesterol alto de su padre. Esta condición tuvo resultados devastadores para su padre y sus dos hermanos, quienes sufrieron un tipo de ataque cardíaco masivo sumamente letal, debido a las bajas probabilidades de supervivencia. Después de que su padre se recuperara, Pinelli y sus hermanos se realizaron exámenes.

“De los tres, me tocó ser la afortunada en tener el colesterol alto”, dijo sarcásticamente.

Pinelli ha estado tomando estatina, un medicamento para reducir el colesterol, durante los últimos 20 años. También contrató a un entrenador personal y perdió 100 libras (45 kg) con una dieta más saludable y una combinación de entrenamiento de fuerza y cardio. Y redescubrió su amor por el yoga y una nueva pasión por la meditación para apoyar su salud mental. Años más tarde se convirtió en profesora certificada de yoga.

Avancemos hasta el comienzo de la pandemia: Pinelli comenzó a enseñar de manera virtual, su sótano se inundó y obtuvo una mascota. Estaba estresada y se cansaba con cosas simples, como pasear a su cachorra, Ananda.

Luego, dos meses después, una noche de junio del 2020, mientras estaba en un retiro de meditación, Pinelli se despertó sobresaltada mientras su perra le lamía la mano y el brazo.

“Ella me salvó”, dijo Pinelli. “La miré y dije: Ananda, creo que estoy teniendo un ataque cardíaco”.

Pero no pudo convencerse a sí misma de que era verdad porque tenía 45 años y estaba sana. Pinelli no llamó a emergencias pensando que tal vez solo era ansiedad. Pero se sentía como si hubiera estado en un combate de boxeo sin guantes, con dolor en las muñecas y los codos, el pecho y la espalda. Se sentó en la cama durante casi una hora antes de tomar un analgésico y volver a dormir.

El lunes, Pinelli programó una cita con el médico para el jueves. Mientras tanto, se dijo a sí misma que debía estar fuera de forma y se desafió a caminar 5 km al día en la cinta de correr.

“Estoy caminando como a una milla por hora (1,6 km/h). Apenas puedo hacer eso y ya estoy sudando a chorros”, dijo. “Básicamente, observo la cinta de correr y hago los 5 km mientras me paro en los costados de la máquina”.

En la cita, el médico le realizó un electrocardiograma en el corazón y le dijo que necesitaba ir al hospital. Allí, otro electrocardiograma mostró resultados lo suficientemente preocupantes como para que el cardiólogo le dijera a Pinelli que quería que realizara una prueba de esfuerzo.

“Me reí y dije: Buena suerte, porque he tratado de hacerlo toda la semana”.

Los médicos pasaron por alto la prueba de esfuerzo después de que llegaron los resultados de un análisis de sangre. Pinelli siguió escuchando las palabras “episodio cardíaco”, pero no las relacionó con un ataque cardíaco. La llevaron rápidamente al laboratorio de cateterismo para revisar el funcionamiento interno de su corazón. El cardiólogo encontró un bloqueo del 100% de la arteria descendente anterior izquierda, el que provoca el tipo de ataque cardiaco masivo mencionado. Le insertó un stent para restaurar el flujo sanguíneo.

Solo cuando regresó a su habitación del hospital y buscó información sobre el bloqueo de la arteria descendente anterior izquierda, Pinelli vio por primera vez las palabras ataque cardíaco. En una cita con el cardiólogo unos días después, Pinelli se enteró de que, en cinco días, había sufrido dos ataques cardíacos provocados por la arteria descendente anterior izquierda. El primero fue esa noche de su retiro de meditación. El segundo fue en la cinta de correr. Pinelli no podía entender cómo todavía estaba viva.

“No era su hora”, dijo el médico.

Una semana después, mientras paseaba a su perra, Pinelli sintió un dolor familiar en las muñecas y los codos. Estaba sin aliento y sudando. Fue al médico donde le sacaron sangre para hacerse pruebas por un posible ataque cardíaco. Al día siguiente volvió al hospital para su segundo stent después de su tercer ataque cardíaco.

“Pensaba que había hecho todo bien, pero como me dijo el médico: Simplemente, no se puede luchar contra la genética”.

Pinelli quiere que otras mujeres conozcan su historia familiar y aprendan sobre sus cifras importantes, como las relacionadas con el colesterol y la presión arterial.

Además, ella sabe que tener un perro no solo es bueno para el alma sino también para el corazón. Puede ayudar a reducir el estrés y a mantenerte activa.

“Hace que me mueva incluso en los días que no quiero moverme”.

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