Jessica Diede, mujer real del 2021

Con un diagnóstico de insuficiencia cardíaca durante su segundo embarazo, Jessica Diede quiere concientizar sobre las enfermedades cardíacas durante la maternidad.

Jessica Diede y su esposo, Greg, estaban emocionados de ser padres por segunda vez.

A las 20 semanas de embarazo, Jessica comenzó a quedarse sin aire, los latidos de su corazón se aceleraban sin motivo alguno. Acostarse de lado era lo único que la hacía sentir mejor. Su ginecólogo obstetra sospechó que era ansiedad y le sugirió medicamentos para tratar sus síntomas.

Pero ella había lidiado antes con la ansiedad y esto no era lo mismo.

“¿Por qué la ansiedad desaparece al girar o al realizar maniobras diferentes?” preguntó Jessica, de 30.

Decidida a llegar al fondo del problema, ella pidió ser derivada a un cardiólogo, quien hizo un ecocardiograma para darle tranquilidad. Pero en vez de eso, reveló que Jessica tenía miocardiopatía. Su corazón estaba fallando.

“Me dijo que podía morir durante el parto”, cuenta. “Cuando hay noticias así, todo se detiene y queda en silencio a tu alrededor”.

Cuando su ginecólogo obstetra se enteró de la noticia, la derivó a un especialista. También tendría que dar a luz en un hospital diferente al que había elegido, uno mejor equipado para los casos como el suyo.

“Me había imaginado tener un parto natural en mi casa sin epidural, pero acepté que no tenía el control”, dijo. “Quería sobrevivir”.

El primer embarazo de Jessica tampoco fue nada fácil. Se le diagnosticó un tipo de presión arterial alta que puede provocar ataques cerebrales o incluso la muerte, desarrolló diabetes gestacional y miocardiopatía periparto, lo que hizo que pasara los dos últimos meses de su embarazo en el hospital.

“Es posible que la preeclampsia haya debilitado mi corazón”, dijo. “No están seguros”.

Jessica volvió a sufrir diabetes gestacional durante su segundo embarazo, lo que aumentó el riesgo. A medida que pasaban las semanas, se sentía cada vez peor. A veces, acostarse de costado era la única manera en que podía respirar con facilidad. Se sentía como si estuvieran haciendo malabares con ella entre todos los diferentes especialistas.

“Asusta ver los médicos no saben qué hacer por ti”, dice.

Cuando Jessica tenía 34 semanas de embarazo, le costaba respirar y sus niveles de oxígeno bajaban, los médicos indujeron el parto y explicaron que una cesárea sería demasiado dura para su corazón. Por la misma razón, no le podían administrar demasiada medicina para el dolor.

“Me asustaba pujar”, dijo. “Fue un gran desastre”.

Remington, quien nació seis semanas antes, pasó las primeras semanas en la unidad de cuidados intensivos neonatales.

Después de dar a luz, la fracción de eyección de Jessica aumentó progresivamente, pero su corazón todavía latía demasiado rápido en ocasiones y aparentemente sin un buen motivo. Después de ver a tres cardiólogos, finalmente se le diagnosticó taquicardia por reentrada del nodo auriculoventricular o AVNRT1. Fue sometida a un procedimiento denominado ablación, que destruyó la parte del corazón que estaba causando el problema.

Cuando Remington tenía un año, Jessica finalmente comenzó la rehabilitación cardíaca. Hoy en día, puede subir escaleras “y no sentirse ansiosa al respecto”, dijo. Y ya que puede caminar sin quedar fácilmente sin aliento, ya no busca el lugar más cercano en el estacionamiento de la tienda de comestibles.

Pero todavía siente que el corazón late rápidamente en su pecho de vez en cuando. Y cuando se acuesta de lado o levanta pesas, su corazón sobresalta, algo que nunca había pasado antes, y los médicos no están seguros de por qué. Pero aunque a veces son molestos, los síntomas no le impiden levantar pesas y hacer un poco de ejercicios de cardio, “por lo que mi corazón se mantiene fuerte”, dijo.

Jessica está agradecida de tener dos hijos sanos y espera educar a quienes trabajan en la industria de la salud y a las mujeres embarazadas sobre los riesgos de enfermedades cardíacas durante la maternidad. Mientras tenía síntomas de la afección, como piernas hinchadas y dificultad para respirar:

“Nadie me creía porque era más joven y no tenía antecedentes familiares”, dijo.

“Hay que seguir presionando para obtener respuestas”, agregó. “Tal vez tengas razón como yo”.