Mujer real del 2023: Sharell Weeams

The following is Sharell's story and not an endorsement or diagnosis. Stories have been edited down for time.

Sharell Weeams se enamoró del baile West Coast Swing hace más de una década, cuando vio a alguien dando una clase una noche en que había salido a cenar. Desde entonces es una apasionada.

Aunque la pandemia paralizó el mundo de la danza durante aproximadamente un año, las cosas se habían reactivado en noviembre del 2021, cuando Weeams participaba en un baile social en una competencia de fin de semana en una sala llena de gente en el salón de baile de un hotel local. Debido a que se sintió mareada de repente, la empresaria de Dallas le dijo a su compañero que no se sentía bien justo antes de caer al suelo.

Una de sus mejores amigas estaba ahí, una compañera bailarina y enfermera a la que Weeams le había rogado que fuera a pasar el rato con ella. Al darse cuenta del problema, la mujer abanicó a su amiga con una carpeta. Se quedó atónita al ver a Weeams dar su último aliento.

Otras dos enfermeras estaban allí y las tres la atendieron rápidamente. Una hizo que comprobaran su pulso antes de iniciar la reanimación cardiopulmonar (RCP). La amiga se ofreció como voluntaria para realizar la ventilación de rescate. Alguien se dio cuenta de que la RCP no estaba funcionando y encontró un desfibrilador externo automático, o DEA, el cual puede devolver el ritmo normal al corazón de una persona gracias a una descarga.

“Pudieron usar el DEA para devolverme la vida con una descarga”, comentó Weeams. “Creo que tomó un par de veces, pero finalmente me devolvieron a la vida”.

Los paramédicos llevaron rápidamente a Weeams al hospital, donde se le realizaron una serie de pruebas. El cardiólogo le dijo que todo se veía normal.

“Bueno, no me voy a ir del hospital hasta que descubra qué pasó para que no ocurra de nuevo”, afirmó Weeams.

Al día siguiente, durante un cateterismo cardíaco para examinar el funcionamiento interno de su corazón, el especialista descubrió el problema.

“Tiene una obstrucción extensa en las arterias”, indicó. “Tendremos que hacer una derivación cuádruple”.

Dos días después, Weeams se sometió a la cirugía. Había sobrevivido a un ataque cardíaco y a un paro cardíaco. Tuvo más suerte que su papá, quien ella supo que murió de un ataque cardíaco a la misma edad, 42 años. Debido a que Weeams no tuvo a su padre mientras crecía, desconocía el amplio historial de cardiopatías de esa parte de su familia. No sabía nada acerca de las derivaciones y los ataques cardíacos, algunos de ellos mortales. Estaba consciente de sus niveles de colesterol extremadamente altos a los 25 años, pero no comprendía lo grave que era.

“Siento que engañé a la muerte porque iba por el mismo camino que él”, mencionó.

Weeams no se tomaba sus medicamentos porque pensaba que podía combatir la enfermedad por sí sola. Ella está mejor informada y es “un poco fastidiosa” con sus familiares y amigos con respecto a conocer sus niveles de colesterol y seguir las órdenes del médico.

“No tuve que haber sufrido un ataque cardíaco y un paro cardíaco súbito a los 42 años”, declaró. “Si solo hubiera hecho lo que me había dicho mi médico, pude haberlo prevenido. Él no paraba de decirme: 'No es si, es cuándo'”.

Weeams también cree que debería haber confiado en su intuición y no haberse permitido a sí misma ni a los médicos pasar por alto la sensación de ardor que tenía en el pecho, que era similar a la acidez estomacal. 
“Realmente hay que escuchar al cuerpo. Supe durante alrededor de un año antes de mi episodio cardíaco que algo estaba mal”, afirmó.

Weeams fue la paciente modelo durante tres meses de rehabilitación cardíaca mientras aprendía a confiar de nuevo en su cuerpo. Desde entonces camina cuatro millas (6.4 kilómetros) diarias y ha perdido 35 libras (15.8 kilogramos). También recuperó la confianza para retomar el baile West Coast Swing.

La comunidad de bailarines se alegró de dar la bienvenida a Weeams, incluidas sus amigas que ayudaron a salvarle la vida. Una de ellas quedó tan impactada por el suceso que obtuvo el certificado de la American Heart Association para formar a otros bailarines en la práctica de la RCP.

“Volver a bailar ha sido increíble. Me trae demasiada felicidad”, comentó Weeams. “El primer día me sentí como si hubiera completado un ciclo. Sentí que el lugar donde casi morí era el lugar donde me sentía más viva”.

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