Exalumna 2018-2019 de Mujer Real Kelsey Gumm

Una antigua suboficial de la Armada asume el control sobre su salud cardíaca después de un diagnóstico devastador.

Después de varias semanas en un campo de entrenamiento de la Armada, Kelsey Gumm sufrió un desvanecimiento. Kelsey, de 17 años de edad entonces, fue trasladada al hospital, donde los médicos le dijeron que había realizado un esfuerzo excesivo y estaba deshidratada. Descansó durante un período y reanudó sus ejercicios.

Cuando los episodios se repitieron, no se detectó nada. Cuando se quejaba de la presión torácica, se le decía que probablemente era ansiedad.

Sin embargo, el desvanecimiento que sufrió en febrero del 2014 proporcionó indicios que confirmaron que Gumm sufría una enfermedad mucho más grave. En aquel momento, Gumm se encontraba en el gimnasio haciendo ejercicio en la máquina elíptica cuando se desmayó y cayó al suelo.

“De repente, la habitación quedó a oscuras y no podía sentir los brazos ni las piernas”, comentó.

Al verla, un compañero comentó que su piel tenía un tono grisáceo; Gumm citó este detalle al llegar al hospital, junto con la sensación de entumecimiento que experimentó en las extremidades. Esta vez, se remitió a Gumm a un cardiólogo.

Las pruebas revelaron que Gumm presentaba un defecto grave en el corazón que debilitaba el músculo cardíaco e impedía bombear la sangre con normalidad.

“El médico llegó y dijo: ‘Suboficial Gumm, su carrera en la Armada ha terminado’”, comentó.

Gumm quedó devastada.

“Estaba en perfecta forma física, sin antecedentes de cardiopatía”, comentó. “Y, de pronto, tras este diagnóstico, creí que iba a estar enferma el resto de mi vida”.

Una de cada tres mujeres vive con algún tipo de enfermedad cardiovascular. La cardiopatía de Gumm provocaba un ritmo cardíaco peligroso llamado taquicardia ventricular, lo que hizo necesaria la implantación de un desfibrilador cardioversor, un dispositivo que actúa como marcapasos restableciendo el ritmo del corazón en caso de paro cardíaco.

A los 27 años, Gumm se retiró del servicio en la Armada de EE. UU. por razones médicas y de pronto empezó a pasar el día sentada el sofá viendo televisión, lo que provocó un aumento de peso de 23 kg.

“No me preocupaba por lo que comía, me daba igual”, comentó. “Me dijeron que mi esperanza de vida era incierta y que la única forma de curar mi enfermedad era un trasplante cardíaco”.

Después de un par de años, Gumm se matriculó en la universidad y trató de reconstruir su vida. En junio del 2018 estaba ayudando a planificar un evento para veteranos, cuando se animó a participar en una carrera de bicicleta de 48 km con amputados y otros veteranos. Consultó a su médico, que le aconsejó que se lo tomara con calma y parara si se sentía demasiado cansada.

“Después de estacionar la bicicleta, me di cuenta de que la cardiopatía no era una sentencia de muerte, sino otra forma de enfocar mi vida”, comentó Gumm.

Gumm terminó dolorida la carrera, pero la experiencia cambió su perspectiva y la motivó para volver a la actividad física y analizar sus hábitos alimentarios con más detenimiento.

Hoy en día, Gumm vive en Mt. Pleasant, Wisconsin, donde recorre en bicicleta 161 kilómetros cada semana, y ha reorganizado su dieta eliminando las bebidas azucaradas y los alimentos procesados. Sus esfuerzos se vieron recompensados con una pérdida de peso de 16 kg y más energía.

“Estoy asumiendo el control sobre mi salud”, comentó.

En la actualidad, Gumm (de 32 años de edad) también habla más con su familia acerca de las cardiopatías y anima a los demás a comprometerse a hacer que su salud cardíaca sea una prioridad, a través de una dieta más sana y mayor actividad física. La American Heart Association y las “Directrices sobre actividad física federales estadounidenses” recomiendan que los adultos realicen como mínimo 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad intensa (o una combinación de estas actividades) a la semana. Además, se recomienda realizar una actividad de fortalecimiento muscular de moderada a intensa dos días por semana.

“Tienes que disfrutar de la vida cada día, porque nunca sabes cuándo podrías perderla”, comentó.