2024 Go Red for Women, Clase de Sobrevivientes: Lynda Marino

La siguiente es la historia de Lynda y no es una recomendación ni un diagnóstico. Las historias se editaron para resumirlas.

Lynda Marino iba manejando por una autopista transitada cuando tuvo un paro cardíaco súbito. Testigos presenciales acudieron a su rescate rápidamente llamando al 911 y realizándole reanimación cardiopulmonar (RCP). Ella anima a otras personas a que aprendan RCP para que también puedan ser el héroe de alguien.

A los 35 años, Lynda Marino tuvo un paro cardíaco súbito mientras iba manejando con su hija de 2 años a bordo del auto. Sucedió un sábado por la tarde en 2015 en una autopista de cuatro carriles muy transitada de Buffalo, Nueva York. Mientras el auto iba disminuyendo la velocidad, otros conductores impacientes le tocaban bocina y la pasaban por los costados. Por suerte algunos desconocidos actuaron rápidamente y acudieron a su rescate.

“Ese día me salvaron la vida”, contó Lynda, de 44 años. “Todo comenzó con un caballero que iba manejando detrás de mí mientras hablaba por teléfono con su hermana y le contaba ‘Algo le pasa a ese auto. Tengo que hacer algo’”.

Se detuvo en el arcén y corrió hasta el auto de Lynda, abrió la puerta y lo detuvo. Luego una pareja observó el alboroto mientras cargaba gasolina desde el otro lado de la calle. El esposo sacó a Lynda del auto y comenzó a realizarle RCP mientras su esposa calmaba a Claire, la hija de Lynda, en el asiento de atrás.

Lynda sabe que su historia pudo haber tenido un final muy distinto si esos desconocidos no se acercaban a ayudar.

“A nosotras las mujeres suelen pasarnos por alto en lo que respecta a RCP realizada por un testigo presencial”, dijo. “Es sumamente importante saber cómo podrías convertirte en el héroe de otra persona, porque nunca se sabe. La mayoría de los paros cardíacos ocurren fuera de un entorno médico”.

Un alguacil llegó rápidamente con un desfibrilador externo automático. El DEA administró varias descargas al corazón de Lynda antes de trasladarla a un hospital. Los médicos no sabían durante cuánto tiempo no le llegó oxígeno al cerebro ni qué sucedería cuando despertara. Su recuperación estuvo colmada de altibajos. Lynda, que padece miocardiopatía hipertrófica, un músculo cardíaco engrosado, estaba ansiosa por regresar para criar a sus hijos y dedicarse a su carrera como directora de marketing en una comunidad de retiro de atención continua. Desde el paro cardíaco, se sometió a varias cirugías y utilizó diferentes dispositivos implantables a lo largo de los años.

“Al día de hoy, mi vida sigue en manos de expertos en medicina”, afirmó. “Dependo por completo del marcapasos. Mi corazón no tiene ritmo natural propio, por eso dependo totalmente de la tecnología”.

Ella destaca de qué manera siempre se requerirán investigaciones, ensayos clínicos y nueva tecnología para las enfermedades cardíacas.

“La tecnología actual que estoy utilizando no me permite llevar la vida que necesito vivir”, contó. “Un nuevo marcapasos me permitiría volver a dar un paseo en bicicleta con mis hijos. Me permitiría dar un paseo más largo con mi perro. Me permitiría lanzarle la pelota de fútbol a mi hijo sin sentir que me falta el aire. No se trata tanto de mí como de mi familia”.

Después del paro cardíaco de Lynda, su familia empezó a investigar sus antecedentes médicos. Descubrieron que su padre, su hermana y sus dos hijos están genéticamente predispuestos a la mutación del gen vinculado a la miocardiopatía.

“No sabemos cómo irá desarrollándose en mis hijos”, comentó. “Sí sé que hay todo un equipo que los apoya para abordar una posible cardiopatía. A medida que pasa el tiempo, tengo mucha esperanza por el futuro de la medicina”.

Espera que su experiencia inspire a otras mujeres.

“Deben priorizarse”, comentó. “Las mujeres necesitan reconocer sus sentimientos y cuando algo no está bien y actuar en consecuencia. No podemos ser mamás de nuestros hijos si no nos ocupamos de nosotras”.

En diciembre de 2023, fue una de las primeras dos receptoras de un marcapasos bicameral inalámbrico en la Cleveland Clinic, recientemente aprobado por la Food and Drug Administration. El dispositivo se implanta directamente en el corazón mediante un procedimiento mínimamente invasivo que no requiere cables. Ofrece un período de recuperación menos restrictivo y menos complicaciones.

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