El riesgo de cardiopatías en niños debido a las toxinas ambientales

El riesgo de cardiopatías en niños debido a las toxinas ambientales

La exposición de las mujeres a toxinas ambientales durante el embarazo puede causar defectos cardíacos congénitos en sus hijos.

Los defectos cardíacos congénitos de los niños podrían estar asociados a la exposición de sus madres a mezclas específicas de toxinas ambientales durante el embarazo, según la investigación presentada en las Scientific Sessions (Sesiones Científicas) del 2013 de la American Heart Association.

Los defectos cardíacos congénitos se producen cuando el corazón o los vasos sanguíneos cercanos al corazón no se desarrollan con normalidad antes del nacimiento. La causa de estos defectos pueden ser anomalías cromosómicas, pero en la mayoría de los casos se desconoce la causa.

Los investigadores examinaron los patrones de incidencia de los defectos cardíacos congénitos y la presencia de agentes tóxicos ambientales en Alberta, Canadá. La investigación en curso pretende determinar si la proximidad de las mujeres embarazadas a los compuestos orgánicos y los metales emitidos al aire afecta al riesgo de defectos cardíacos congénitos en sus hijos.

Las emisiones de sustancias químicas, especialmente las emisiones industriales a la atmósfera, podrían estar relacionadas con anomalías cardíacas.

“Aunque aún en etapa inicial, esta investigación sugiere que algunas emisiones de sustancias químicas, especialmente las emisiones industriales a la atmósfera, pueden estar relacionadas con anomalías cardíacas desarrolladas mientras el corazón se está formando en el útero”, afirmó Deliwe P. Ngwezi, M.D., investigadora principal, estudiante de Ph.D. y becaria de investigación en Cardiología Pediátrica en la University of Alberta (Universidad de Alberta), Canadá.

El estudio se basa en defectos cardíacos congénitos diagnosticados entre el 2004 y el 2011, y en las emisiones de sustancias químicas registradas por una agencia canadiense que se dedica al rastreo de contaminantes.

Los investigadores observaron tres categorías de sustancias químicas, pero solo un grupo mostró una fuerte correlación con las cifras de defectos cardíacos congénitos. Según Ngwezi, el grupo de sustancias químicas está formado por una mezcla de compuestos orgánicos y metales, a saber: benceno, butadieno, disulfuro de carbono, cloroformo, óxido de etileno, hexaclorobenceno, tetracloroetano, metanol, dióxido de azufre, tolueno, plomo, mercurio y cadmio.

Las cifras de defectos cardiacos congénitos han disminuido gradualmente en Canadá desde el 2006, cuando el Gobierno endureció las regulaciones para reducir las emisiones industriales a la atmósfera, señaló Ngwezi. La disminución de defectos cardíacos se asoció principalmente a defectos cardíacos que ocasionaron orificios entre las cámaras cardíacas superior e inferior (defectos septales) y malformaciones de los tractos de salida (defectos conotruncales), según Ngwezi.

“Por el momento, es necesario concienciar a consumidores y profesionales de la salud acerca de las posibles consecuencias de los contaminantes en el corazón durante su fase de desarrollo”, afirmó. “Como hemos observado en los resultados preliminares, a medida que las emisiones descienden, las cifras de defectos cardíacos congénitos también disminuyen”.

Este estudio debería llamar la atención sobre la creciente evidencia del impacto de la contaminación ambiental en los defectos congénitos, afirmó Ngwezi. Entre las limitaciones del estudio se incluyen que las observaciones de los investigadores se hicieron a nivel de grupo, no según el riesgo individual, y que los datos fueron los aportados por la propia industria que el Gobierno recopila y supervisa anualmente, según Ngwezi.