¿Cuál es tu objetivo final?

Dos mujeres chocando los cinco al aire libre

¿Dónde quieres estar en dos meses, seis meses o un año?

Establecer una meta requiere más reflexión que decir que deseas perder peso o reducir el azúcar. Si apuntas demasiado alto o fijas un plazo poco razonable, es probable que te frustres y abandones. Si tu objetivo es demasiado impreciso, puedes perder el hilo y la motivación.

Tener un plan preciso vuelve más probable que lo sigas. El establecimiento de objetivos debe incluir detalles sobre cómo procederás, desde la hora del día que piensas ir al gimnasio hasta cómo medirás tu progreso. Al mismo tiempo, en el mismo lugar. Con un enfoque estructurado, eliminas los “puntos de decisión” que podrían desviarte del camino y liberas recursos mentales para centrarte en tu objetivo final. 

Sé inteligente, piensa SMART

Un método popular para establecer objetivos es la estrategia SMART, por sus siglas en inglés. Aunque los componentes de este acrónimo pueden variar, los objetivos SMART generalmente son: 

  • Específico
  • Medible
  • Alcanzable
  • Relevante
  • Tiene plazo

Por ejemplo, tal vez quieres perder 4.5 kg (10 libras) (específico, medible, alcanzable) porque el profesional de la salud te recomendó que lo hagas por tu salud (relevante) durante los próximos tres meses (con límite de tiempo). O te gustaría hacer más ejercicio porque te sientes fuera de forma (relevante), así que comenzarás con una caminata alrededor de la cuadra (específico, medible) después de la cena, cuando tengas tiempo libre (alcanzable) y lo harás cinco veces por semana hasta mitad de año (con límite de tiempo).

También es un buen consejo eso de comenzar de poco a poco. Si no estás en forma, puedes proponerte caminar 15 minutos, hacer jardinería u otra actividad ligera a diario. Pero comienza con algo que sepas que puedes lograr, como uno o dos minutos integrados en la misma parte de tu día todos los días. Después de ese éxito inicial, aumenta el nivel de esfuerzo.

Puedes seguir una alimentación más sana mediante la incorporación de una verdura diaria a tu cena (o incluso empezar con un bocado o dos) hasta que se convierta en rutina. Luego, agrega unos bocados más.

Éxitos simples

Las pequeñas modificaciones, una a la vez, facilitan el establecimiento de hábitos que mantendrás a largo plazo. Además, las acciones más simples se vuelven un hábito en menos tiempo. Meditar durante cinco minutos en la pausa para el almuerzo podría marcar una diferencia notable en tu capacidad de afrontamiento.

Comer saludablemente no requiere recetas sofisticadas ni tiempo adicional de preparación. Puede ser tan fácil como limitar porciones o encontrar una opción de comida para llevar más saludable que pizza y alitas. Repetir un comportamiento sencillo te servirá más que variar el patrón para reducir el aburrimiento.

Para comenzar un hábito, establécelo y olvídate de él. Recibe consejo de las personas que practican la "combinación de hábitos". Cumple varios objetivos saludables a la vez mediante la creación de una rutina de acciones simples, una a la vez, que se pueden hacer en conjunto de manera consistente.

Cuando te levantes, por ejemplo, puedes estirarte y flexionarte y, luego, utilizar el inhalador o tomar los medicamentos antes de cepillarte los dientes y pasarte el hilo dental. Con la repetición, adquirirás un ritmo que se convertirá en un hábito que harás sin pensar.