Hacer ejercicio para aliviar el estrés

¿Siente ansiedad? Cada uno respondemos al estrés de distintas formas, pero en todos los casos hay una cosa en común: El ejercicio habitual reduce los efectos nocivos del estrés.
Agresividad al volante, dormir demasiado o muy poco, darnos atracones mientras vemos la televisión o comer como consuelo emocional, mayor consumo de alcohol de lo habitual, procrastinación o morderse las uñas excesivamente. ¿Le suena alguno de estos síntomas?
El estrés afecta a cada persona de forma diferente. Quizá presente signos físicos (como cefalea, estrés o dolor muscular o problemas para dormir), signos emocionales (como ansiedad o depresión) o ambos. Los hábitos saludables, incluida la actividad física regular, como caminar, pueden ayudar a reducir o evitar algunos de los efectos nocivos del estrés.
El estrés genera una sucesión de eventos. El cuerpo reacciona liberando una hormona, la adrenalina, que provoca temporalmente que la respiración y la frecuencia cardíaca se aceleren y la presión arterial aumente. Estas reacciones físicas le preparan para hacer frente al problema de dos formas: afrontarlo o eludirlo, es decir, “combatir o huir”. Cuando el estrés es constante (crónico), el cuerpo se mantiene en un estado de alta actividad durante días o semanas.
El estrés crónico puede pasar factura física. Puede debilitar su sistema inmunitario y provocar síntomas físicos incómodos, como cefalea y problemas estomacales.
¿Provoca el estrés crónico hipertensión arterial o cardiopatías?
La relación entre el estrés y las enfermedades cardiovasculares no está clara, pero puede dar lugar a opciones de estilo de vida poco saludables asociadas a hipertensión arterial y cardiopatías. Aunque se desconocen las causas exactas de la hipertensión arterial, contribuyen a ella, entre otros, factores como el sobrepeso, el consumo excesivo de sodio (sal), la falta de actividad física y beber demasiado alcohol.
¿Cómo puede ayudar la actividad física?
La actividad física regular puede mejorar la calidad de vida y aliviar el estrés, la tensión, la ansiedad y la depresión. A medida que la actividad física empiece a formar parte de su vida, es probable que tenga la sensación de “encontrarse mejor” inmediatamente después de hacer ejercicio físico y de forma general con el paso del tiempo.
La actividad física puede:
- liberar estrés y calmarle
- mejorar su estado de ánimo y ayudarlo a pensar con claridad
- alejar su mente del tabaco si está intentando dejar de fumar
- ayudarlo a controlar el apetito
- ayudarlo a bajar peso (si tiene sobrepeso) o a mantener un peso saludable
- aumentar la energía y la vitalidad
- reducir la presión arterial
- aumentar sus niveles de colesterol HDL “bueno”
- reducir el riesgo de cardiopatía y derrame cerebral
- ayudarlo a controlar la glucemia mejorando la forma en la que su cuerpo consume insulina
- mejorar la calidad del sueño
- ayudarlo a sentirse mejor con respecto a su aspecto
